Los estudios de opinión, utilizados en palacio como herramienta de trabajo, revelaban que no habĆa seguridad de triunfo en las primarias pasadas del PRM, debido al disgusto reinante en un amplio porcentaje de la militancia. Era un riesgo exponerse al voto universal, por lo que decidieron realizar una reunión de 1500 empleados pĆŗblicos.
Esos mismos estrategas ahora piensan que solo necesitan quitar el 50 mĆ”s uno y bajarlo al 40. Creen que de esa forma la reelección estĆ” garantizada y no es asĆ. Lo que es igual no es ventaja.
Se requiere mantener a los dos grandes partidos de oposición separados. Separados con sus respectivas militancias. Asà de simple.
No es necesario buscarse expertos internacionales ni leerse los mĆ”s actualizados textos de marketing polĆtica. A Balaguer siempre le dio resultado la separación de Bosch y PeƱa. Y Danilo Medina, otro gran estratega, aprovechó el control que tuvo del Tribunal Superior Electoral para dividir al PRD y entregarlo a Miguel Vargas, que apenas tenĆa un 5% de la militancia. Hubo 38 fallos a favor de Vargas.
Hipólito, Luis y demĆ”s lĆderes, aunque eran mayorĆa, tuvieron que improvisar al PRM, el 9 de septiembre de 2014, para participar en la contienda comicial de 2016. La labor desempeƱada no fue mala (dirĆa que muy buena, ante los obstĆ”culos presentes), pero insuficiente para impedir que Danilo Medina se reelija con facilidad, porque los votos del PRD, que obtuvo un 47% mal contado en 2012, se dispersaron y la percepción de división ha generado históricamente un impacto sicológico negativo en el electorado.
MĆ”s que pensar en reducir el porcentaje requerido para ganar un certamen presidencial, la mejor idea es habilitar a Danilo Medina, quitĆ”ndole el impedimento constitucional, para que pueda promoverse con miras al 2024. ¿Hay otra forma de mantener separados a Danilo y a Leonel? No la hay.
Lo que hay es mucho temor a las crĆticas, en un paĆs en el que pocos, de los Ć”mbitos polĆticos reconocidos, tienen moral para rechazar reformas constitucionales, mĆ”xime tratĆ”ndose de provecho particulares, como ocurrió en la mayorĆa de los casos. Los cuatro presidentes que antecedieron al presente reformaron la carta magna. Medina en el 2015, Leonel en el 2010, Hipólito en el 2002 y Balaguer en 1994.
En lo que respecta a las diferencias de Danilo y Leonel hay que establecer que las mismas no son ideológicas, ni siquiera personales. Sencillamente circunstanciales, porque Medina pensó que Gonzalo Castillo, su delfĆn, ganarĆa con el uso de los recursos pĆŗblicos y el control de los poderes del Estado, particularmente de la JCE.
Sin embargo, todos sabemos que el fracaso de las municipales de febrero de 2020 produjo circunstancias desfavorables al PLD, que sumadas a la salida de Leonel, en octubre de 2019, resultaron letales. AhĆ llegó el fin de un proyecto de 20 aƱos de gobierno y que Leonel FernĆ”ndez habĆa anunciado 44.
El panorama presente indica que los precandidatos del PLD no cuajarĆan. No es que sean buenos ni malos, es que la imagen del partido estĆ” daƱada y, lo mĆ”s importante y determinante aĆŗn, Danilo Medina, su presidente y principal lĆder, tiene un impedimento constitucional. Ese partido luce amarrado.
Al ofertar una imagen de amarrado la hemorragia de peledeĆstas morados hacia el PLD verde posiblemente la Ćŗnica forma de detenerla es habilitando a Danilo Medina. Probablemente se le teme como “al diablo a la cruz” que Medina resurja de las cenizas, pero todo en la vida conlleva un riesgo.
De no habilitarse a Medina el PLD morado podrĆa quedarse vacĆo. Es que los militantes del PLD no rechazan a Leonel, lo asimilan. Ese fue su lĆder original y el que hizo rica a mucha gente, lo que indica que independientemente de su pasado gubernamental, desde el punto de vista Ć©tico, tiene mayor espacio para crecer, ganar con cualquier porcentaje y en cualquier ronda.
Es lógico que si no se habilita a Danilo Medina, Ć©l no tendrĆa otra alternativa que apoyar a Leonel FernĆ”ndez, aun en contra de su propia voluntad. Y si no lo hace, entonces lo hacen sus seguidores al momento que lleguen a la conclusión que la Ćŗnica forma de sacar al PRM del poder (al que atribuyen ser lo mismo que el PRD) es sufragando por Leonel FernĆ”ndez.
Los “cerebros” de palacio no se dan cuenta que el electorado dominicano tiene caracterĆsticas muy particulares. Los dominicanos no votan para quedar en tercer lugar, casi siempre hay tendencia a la bipolarización. Los casos excepcionales fueron en 1990, donde PeƱa Gómez quedó en tercer lugar, con un 24%; 1996, primera vuelta, donde Peynado obtuvo un 15%; y 2000, donde Balaguer se quedó con un 24.5.
¿De dónde sale el optimismo de los “cerebros” de palacio, al considerar que Luis Abinader se reelige con facilidad, si lo que dicen las encuestas es que el Ćŗnico que estĆ” creciendo es Leonel, independientemente de su pasado, que a los peledeĆstas para nada les importa?
Los inconvenientes de Luis Abinader son evidentes. No ha hecho el menor esfuerzo de unificar a su partido, no le importa que lo perciban como clasista, aparte que luce compelido a honrar compromisos, mediante fideicomisos “malolientes” con una cĆŗpula mafiosa del empresariado dominicano.
Si es Leonel FernĆ”ndez que hace todo eso se percibe de normal. Y sus seguidores lo aprueban asĆ. Es verdad que todo estĆ” Google. Pero diseƱar una campaƱa priorizando el descrĆ©dito de Leonel no tiene sentido.
La gente que votó por Luis Abinader es diferente.
En ningún momento, desde palacio, se le ha dado lectura objetiva a las circunstancias que llevaron a la Presidencia a Luis Abinader. Tampoco se ha diseñado estrategias eficaces con miras al 2024.
Para el suscrito el aspecto mĆ”s importante es mantener a Leonel y a Danilo separados. No obstante, parece que ingenuamente se apuesta a la obra de gobierno de Luis, al arrendamiento de bocinas ajenas (de otros partidos y de otros candidatos), a la institucionalidad y a su “carisma”.
Pero también que espere campaña en contra del enorme crecimiento de la deuda externa y de la escandalosa inflación de bienes y servicios.
jpm-am
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